09 octubre, 2011

Él.

Mi alter ego tiene tu nombre y es mi contraparte. Yo escribo necesidad. Tú no necesitas nada. Ni a nadie.


Me encantaría creer que tus palabras son dichas ex profeso para llegar a mis oídos.
Me encantaría sumergirme en el hechizo negro de tus ojos. Podría estar bajo tu influjo hasta dormirme, deshacerme o evaporarme. Me incendiaría.

Sabes tú, sin embargo que todo esto es innecesario. Para ti no tiene utilidad y a mí me acaba.No me importaría perecer en el intento, una vez más, ilusa. Sin embargo eres tú tan gris o estás ya tan incendiando que nada tiene sabor u olor suficiente para moverte de tu piso. Sabes de más, por lo tanto te bastas.

Lo que escribes podría referirse a cualquier cosa y a todo. Estás más allá de la particularidad. Lo cual es lo mismo a decir que te es todo indiferente.
Que puedes cantarle al viento, a una mujer o a todas. Que podrías reconocerte en cualquiera. Y en cambio yo anhelaría el espejo de tus ojos porque eres el único
que veo que me refleja al mirarse, la única música que me suena, la única que puedo entonar de un modo silvestre. Eso es... -Él, con su nombre, imagen e influencia particular.-

Es tu vastedad, única, precisa, la que me atrae y me aleja.

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