10 enero, 2011

Instantáneas negruras...

I

El frío es un abrazo de la muerte. Un hálito sonoro, un estremecimiento certero. No hay duda de que está aquí cuando lo está. A veces se le siente pasar, y se le teme. Entonces…se le teme.
Es como una sospecha ennegrecida, como un traste de comida vieja en el refrigerador: que nadie quiere abrir porque apesta.
Lo curioso es que incluso, en esa podredumbre existe vida.

II

Me hormiguean las piernas. No sé si es el miedo o los suspiros, que no son míos. Yo apenas puedo respirar, por ende no suspiro. Me encuentro en una especie de parálisis, tiesa y temerosa.
Todos saben que el frío entra por los pies, así que en lugar de quedarme sentada me levanto y comienzo a andar para ver si así el calor me vuelve a las piernas y el andar me regresa la vida.

III
El frío avanza a mis hombros, al cuello, la nariz. Me pregunto qué pasará si el frío me sigue enfriando…Si es posible que se me congele el hambre, que se me cuaje la hiel, que se condensen mis sueños, se me cristalice el llanto, se entumezca mi pensamiento, se vaporice mi sangre, se me evapore la ira, se coagule el corazón…

No hay comentarios.: