24 diciembre, 2011

Me doy cuenta entonces que no puedo cambiarnos, que nos pelearemos siempre o nos acostumbraremos a estas reacciones nuestras, a no entendernos del todo, a hablarnos menos, a dejarlo pasar, a amarnos a pesar de los silencios, a aceptarnos en las carencias de la realidad, o bien...a ser pacientes y aprender un día el lenguaje del otro; no hartarse, no irse, no entristecer, no cambiar y volver del cero al quién sabe ya qué sigue, sino a avanzar, a asumir, a decir: y eso pues: ¿qué me importa? ¡ay, si ni era tan difícil!, ¡ay si no me cuesta nada!, ¡ay tá bien, hoy te toca a tí, pues!... Aunque la parte necia, aquí cuestiona a la que cede como medianera, como mujer que se conforma y que no lucha, que no busca, que no encuentra... Dime que me crees, que estás conmigo, que podemos... Amar es asunto de paciencia, de trabajo, de fe. Sé algo, no quiero ir a ninguna parte. Quiero quedarme aquí. Un día dijiste: Quédate, y lo sabrás. Quiero quedarme y no me importa equivocarme, si es contigo. Si es con tus ganas y tu intento, con tu mano, con tus ojos luminosos, con tu beso, con esa calidez fortachona que me protege, con esa contundencia directa que me confronta. No importa que pase luego. Luego, luego será. Será otro momento, otro día, otra idea. Pero ahora, quiero saberlo contigo. con ese tu calor. Sabe.

1 comentario:

DianaSa dijo...

Fue así.
Te quise.
Pasó la magia con su costumbre y su cansancio. Vinieron aguas turbias y aguas claras pero eso no hizo la conformidad.
Te quise hasta la última sonrisa, hasta la última palabra, hasta el último beso, hasta el último abrazo.
perdón por derribarnos, porque no pude reconstruirnos. No pude sola, y te abandoné en el intento.
Perdón por el derrumbe, por el olvido y por ir a buscar el horizonte.
Perdona, si viene, la felicidad.
Te quiero en todo lo que fuimos. Te quiero eternamente. Y te pido perdón